martes, 15 de marzo de 2016

GRAN ARTÍCULO DE JOSÉ MANUEL MORENO ARANA EN DIARIO DE JEREZ SOBRE EL MAESTRO ÁLVAREZ BEIGBEDER


En "Al pie de la Cruz" un joven compositor de sólo 18 años crea en 1900 la primera marcha procesional jerezana conocida. Una pieza incomparable donde se aúnan un comienzo sombrío, una nana melancólica y pasajes de gran dramatismo. Todo en la línea del tardío romanticismo de su autor, que nos legó otros grandes hitos en este género musical, tocados y admirados en toda España. Pasamos de la escultura a la música. De Ortega Bru a Beigbeder. Dos personalidades tan distintas, de generaciones diferentes, criados en clases sociales divergentes, con planteamientos incluso opuestos respecto a la ortodoxia o la renovación del arte pero unidos por ser dos grandes creadores de nuestra Semana Santa, con frecuencia incomprendidos, si bien dotados de una extraordinaria técnica y una honda espiritualidad, tan escasos en la imaginería y la música procesional actuales. Germán Álvarez Beigbeder (1882-1968) desechó una carrera prometedora para apostar por la mejora del nivel musical de su ciudad. Una calle, una sencilla placa colocada hace sólo once años en el lugar donde se ubicaba su casa natal y el nombre de una joven orquesta de cámara son los homenajes que ha hecho Jerez a su memoria. Un reconocimiento digno aunque tal vez se quede corto para el que dicen que ha sido el mejor músico jerezano. En cualquier caso, no seré yo quién pida un monumento para él, y menos comprobando el mal gusto que caracteriza a los levantados en las últimas décadas. El mejor monumento siempre será seguir escuchando y difundiendo su valiosa obra y mantener el legado que nos dejó a través de una institución como la banda municipal, que fundó en 1930 y que en estos días pasa por los momentos quizás más críticos de su historia. Esa sería la mejor manera de conmemorar dentro de dos años el cincuentenario de su muerte, que su banda esté más viva que nunca.