Artículo publicado en Pasión en Sevilla (ABC de Sevilla), el
pasado 12/072018, realizado por el periodista D. Manuel Jesús. R. Rechi.
Foto: M.J.R. Rechi
El próximo 11 de octubre se
cumplirán las bodas de oro de la pérdida de una de las figuras más destacadas
que ha dado la música en Jerez, Germán Álvarez Beigbeder. Un compositor que
dejó un legado sobre todo en su tierra natal, al igual que en Cádiz.
Quizás sea una persona poco
conocida fuera del ámbito de su ciudad, a pesar de la alta categoría que ha
heredado a sus hijos, como sucede por ejemplo con Manuel Alejandro. Desde
prácticamente su nacimiento tuvo una enorme vocación con la música, debido a que
su madre era una gran pianista francesa.
Efectuó sus estudios primero en
Jerez, en la Real Academia de Música San Isidoro de Jerez en las especialidades
de solfeo y piano. Posteriormente se trasladó a Madrid, donde amplia sus
estudios de armonía, contrapunto, fuga y dirección pasando por Roma hasta
ostentar el título de Músico Mayor Militar. Álvarez Beigbeder estuvo destinado
en África, en Ferrol y en la banda de la marina de San Fernando. Más adelante,
en 1930 abandonaba el ejército para fundar la banda municipal de Jerez y
nombrado Hijo Predilecto de Jerez en 1948.
Puede que su obra cumbre sea
Cristo de la Expiración, una de las composiciones que llevan en su repertorio
la mayoría de las bandas de música. La mayoría de sus marchas están dedicadas a
las imágenes de Jerez, a la Virgen del Rosario, la patrona de Cádiz o Cristo
del Cachorro, la única pieza musical que escribió para Sevilla, en concreto al
Cristo de Ruiz de Gijón en 1956 o «Stabat Mater», que llegó a interpretarse en
la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.
A sus 18 años, en 1900, había
realizado su primera marcha «Al Pie de la Cruz», hasta completar con casi una
veintena. Sin duda, fue uno de los grandes creadores del estilo fúnebre, aunque
en las últimas de sus marchas hay influencia del compositor sevillano López
Farfán.
Existe una controversia acerca de
los títulos de sus obras, al existir varios nombres y dedicatorias distintas de
sus marchas a lo largo del tiempo. Debido a ello, existen incertidumbre sobre
alguna de sus marchas, como sucede por ejemplo con «Corpus Christi» o con
«Virgen de San Gil». Además, dejó obras sinfónicas, para piano, liricas,
religiosas, pasodobles, himnos, marchas militares.
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